A opinión dos docentes...non conta?

22 mar 2019

Percepción actual del Museo del Prado entre los españoles


      El Salón del Prado y la iglesia de San Jerónimo. Eduardo Rosales. Hacia 1871. © Museo Nacional del Prado


Visitado solamente por un 62, 48%,  Velázquez sigue siendo en el imaginario colectivo el referente central del arte que alberga.

Muchos estudios de diverso tipo, pero en particular los de carácter sociológico, con sus estadísticas y encuestas, tienen poco que ver con lo que en origen fue la Sociología. En el que acaba de presentar el Museo del Prado, cuando ya han transcurrido cuatro meses desde que en noviembre de 2018 se inaugurara la celebración de su Bicentenrio, se trata de cumplir con lo programado sobre acercamiento a la ciudadanía. Visto desde el interés de los gestores del museo para constatar el atractivo que su existencia, contenidos y actividades suscitan en los ciudadanos, este estudio trata de atender solamente a determinados aspectos que pueden serles útiles para justificar y dar coherencia a la proyección social de la institución museística.

La marca Museo del Prado
Este trabajo deja fuera muchos otros, no menos sociológicamente interesantes y, aunque pretende ser “el primer estudio sociológico” del museo, las conclusiones a que llega no son tan novedosas. Trabajos anteriores de investigadores diversos –los estudios históricos tienen muchas dimensiones- nos han mostrado indicadores muy precisos. El propio material fílmico que el museo acaba de poner en la Red para consulta, con el visiteo más o menos glamouroso de personajes diversos a esta pinacoteca, muestra un ángulo muy sociológico de las utilizaciones que de este patrimonio cultural hicieron las autoridades culturales en un pasado no tan superado.

Las 33 preguntas que han servido de base para este estudio trataban de captar la percepción de los encuestados sobre la marca “Museo del Prado”. Tenían por objeto ver cuál era la imagen que se hacían de él, cuáles eran sus pintores y obras preferidas, los hábitos de visita y cómo lo veían en un panorama cultural más amplio que el estrictamente español. Enviadas a 18.000 personas de entre 18 y 65 años, fueron contestadas vía Internet por 3.321 que, según los responsables, representan bien al conjunto de los españoles.

Las conclusiones pueden agruparse en torno a aspectos como el aprecio que el museo suscita. En principio, parece alto respecto a otros museos de arte españoles y algún extranjero: el 86,51% lo sitúan antes que el Reina Sofía (42,62%), el Thyssen (41,54%) o el Louvre (32,6%). Los datos existentes, sin embargo, respecto a número de visitantes del año 2016 ponían por encima al Reina y daban creciente auge a instalaciones de idéntico nombre, pero de signo futbolístico, por encima del Guggenheim y del Thyssen. Es importante señalar, además, que la media de museos que cada entrevistado recuerda es, en general, tan solo de 3,74 y, si de museos españoles se trata, el cómputo baja hasta 3,07.

Museo “español”
Por otro lado, el alto aprecio inicial contrasta con el número de entrevistados que lo han visitado: tan solo un 62,48% lo hizo alguna vez en su vida, mientras el resto dice no haberlo hecho nunca. Según el CIS-2016, siete de cada 10 españoles no pisa nada ni un museo ni una biblioteca. Y aunque entre estos encuestados parece que a un 84,01% le gustaría visitarlo próximamente, en tan etéreo afán seguiría habiendo casi un 16% que no muestra tal interés. Que las razones de una u otra actitud son eminentemente culturales, no cabe duda si se observa que, aunque un 87,13 % dice que le gustaría ir más a museos, un 39,96 % aduce para no ir falta de tiempo y, también, lejanía, mala comunicación o precio alto de las entradas, además de la falta de interés de otro 15%, un 7,75 que aduce que les aburren y de un 10,21% que dice no tener quien le acompañe.

Es de interés, en todo caso, para valorar qué haya de tópico indeterminado entre los que ven al Prado como museo “español” –un 41,2%- superan a quienes lo ven como “internacional”(37,21%) o “madrileño” (21,54%). Con ese sentido de pertenencia,  el 71,54% de encuestados está orgulloso del museo, hay neutrales y, también, un 3,47% poco o nada orgulloso, pero el 94,88% opina que es una de las grandes aportaciones de España a la cultura universal. La encuesta parece haber sido hecha en toda la geografía española, pero esta alusión explícita no resulta muy valiosa en términos conceptuales si se observa el muy probable encabalgamiento de adjetivos que le adjudican: para un 48,4% sería “español”, para un 40,98% “público” y para un 40,88% “universal”. Más incierto todavía es el significado que le hayan querido atribuir al definir el contenido de la colección como “clásico” (40,21%), “enriquecedor” o  “maravilloso” (31.31%).

Velázquez y las Meninas
Menos sorpresivo, es el valor que se concede a unos u otros pintores y a unas u otras obras, atesoradas en este edificio de Villanueva. Casi desde la inauguración del Museo, las tres efigies que lo custodian desde el exterior –Velázquez,  Murillo y Goya- indican el gran aprecio que los visitantes les concedían. Ya en el siglo XIX son visibles algunas rotaciones, pasando Goya a la segunda plaza hacia 1902, mientras el Greco empezó a ser muy valorado. Por las Guías del Museo, que tanto tiempo controló la familia Madrazo, se puede seguir esa evolución del gusto, pues indicaban qué reproducciones o fotografías –cuando apareció Laurent en 1861- podían adquirirse en el propio museo. Hoy, entre los 5.000 autores con obra en el Prado, parecen abrirse paso en la reducida y selecta nómina el Bosco, (El jardín de las Delicias) y Sorolla (Chicos de la playa), pero el 71,48% de las preferencias las sigue teniendo Velázquez (Las Meninas); el 66,18% serían para Goya (La maja desnuda y El 3 de mayo), el 39,29% para el Greco, un 30.53% para El Bosco  y un 25,20% para Murillo. Es curioso que, si bien fue la peculiaridad de la llamada “escuela española” la que hizo célebre a este museo entre los grandes expertos europeos, para un 40,25% de encuestados sea Velázquez quien mejor representa a España.

Visitas
Y en cuanto a los modos de visitar el museo, las preguntas y respuestas son más estrictamente de prospección de mercado. Dos de cada tres, prefieren hacerlo espontáneamente, mientras al otro tercio le gusta la forma programada, respuesta que probablemente alude a las formas habituales en el circuito turístico. De ser cierta esta interpretación, museo y empresas debería tomarlo en cuenta y, sobre todo, el enorme potencial digital. Tampoco es irrelevante, en el mismo sentido, que un 70,74 % prefiera visitarlo con su pareja, con sus hijos (41,68%) o con amigos (27, 55%). Desde que se inauguró el Prado en 1819, los motivos y maneras de entrar en esta pinacoteca han variado mucho, aunque no tanto como pudiera parecer. Hubiera sido de gran interés –para la propia área de educación del Prado- averiguar en qué medida las fortalezas y carencias que muestra esta encuesta tienen mucho o poco que ver con la labor de maestros y profesores en las etapas escolares.

TEMAS: Museo del Prado. Bicentenario. Velázquez. España. Encuesta de valoraciones del Prado.

Manuel Menor Currás
Madrid, 19.03.2019

16 mar 2019

O peor “desatino” é o nulo entendemento


Quedarse cos “desatinos” pode ser humorístico, pero pouco arranxa o que empobrece a vida escolar e a máis estritamente política.


Non hai moito, “portavozas”  foi motivo de falta ortográfica. Agora, é motivo de liorta política por ver quen seduce a máis votantes. O “feminismo”, aínda en competencia con “feminino”, termo máis bonito e guapo, domesticado á patriarcal usanza -como xa denunciara a comezos do XX Mª. J. Lejárraga, a exmuller de G. Martínez Sierra-, segue sendo incómodo en moitos ambientes, como o uso do xénero gramatical de modo alusivo á violencia diferencial. Andouse moito desde que o xénero epiceno valía para englobar toda a especie, aínda que tivese prevalencia masculina, e aínda que na RAE xurdan voces que alerten periodicamente da perversión da preceptiva clásica.


Do nivel do alumnado
No mundo escolar, tampouco é infrecuente, especialmente desde os anos setenta, sobre todo ao compás das sucesivas reformas que democratizaron o acceso á educación -e particularmente logo da LXE de 1970, e da LOXSE 20 anos máis tarde-, a advertencia dos que, desde a docencia escolar, recompilaron “disparates” alusivos ao desacerto dos seus alumnos e alumnas en exames e avaliacións. Recientemente,”celosía” deu xogo nalgúns medios para publicitar unha destas coleccións. Chama a atención, con todo -como tamén advirte Fernández Enguita no seu Caderno de campo- que a vertente humorística destas meteduras de pata sirva a cotío como xustificación interpretativa cuasi xeracional duns males que, deste xeito, quedarían indemnes.


O uso nostálxico destas antoloxías foi prolífico, case tanto como a desconfianza cara aos máis novos que xa é apreciable nas taboíñas cuneiformes de Sumer. Esa pulsión, reactivada periodicamente ante toda reforma educativa -ás veces reiterando mesmo a circulación de listaxes de épocas anteriores- para denigrala con exemplos ben humorados dentro duns códigos supostamente compartidos por recompilador e lectores, é similar á denunciada por Baudelot e Establet en 1994 a propósito dunha suposta “baixada do nivel educativo”. Tópico xeremíaco de moitísimos relatos de profesores e mestres, é moi aproveitado por políticos despreocupados do que pase realmente no sistema educativo. Nesa tendencia, os comentarios que acompañaron esta última antoloxía por mor dos “desatinos” actuais dirixiuse ao uso “abusivo das redes sociais, distractoras dos hábitos escolares conspicuos. No entanto, sen análises máis serias, as razóns da posible obsolescencia destes seguirán intactas longo tempo, pese a que non parece senón que vaia a incrementarse a presenza dos medios dixitais nas nosas vidas. Tampouco se debería obviar que boa parte dos “despropósitos” existentes dentro e fóra das aulas -e veñen ao caso os que ocasionaron a serie de gravados máis críticos de Goya- teñen a súa orixe nos malos procesos de aprendizaxe e convivencia. En toda época e lugar, non adoita ser raro que meter o zoco case ben co exercicio prepotente da forza física.

E o do profesorado?
Nos circuítos académicos é vella unha sentenza que, en latín moi macarrónico, dicía: intellectus apretatus discurrit qui rabiat. É dicir, que en circunstancias en que se ha  contestar a preguntas raras e controis pensados por docentes “para cazar”, é habitual cometer erros que, ata, teñen ás veces a súa inventiva surrealista. Se nas escolas, colexios e institutos -e nas universidades cos seus graos e posgraos-, se analizasen amodo este tipo de enxendros, poderíanse pescudar razóns de ineficiencia que merecería a pena corrixir. Nese sentido, bótanse en falta antoloxías en que se recollan os desatinos de que fan gala ante o seu alumnado algúns mandarines docentes. Aínda é un campo pouco explorado, dispoñible para quen teña paciencia para recoller, de diversas memorias, autobiografías e novelas, testemuños que documenten tempos de estudantes. O asombroso mostrario de torpezas talvez  completase o que xerou a recente noticia de que o 50% do profesorado universitario non investiga nada.


Tendo tempo e, sobre todo, vagar para as críticas e vetos que lle virían enriba  ao autor ou autora, en áreas en que, nos últimos anos acusen máis a notoria democratización dos dereitos políticos e sociais, sairía unha boa antoloxía de “disparates”. Hai precedentes no campo das sentenzas xudiciais e, ata, na recompilación de decretos do BOE, como o de Eva Belmonte en Españopoly (Ariel, 2015). Tamén son boa referencia investigacións históricas como a de Anna Caballé, Breve historia da misoxinia (Lumen, 2005), en que repasa como escribiron, desde a Idade Media, a maioría dos nosos escritores ilustres sobre a muller. É absolutamente recomendable esa lectura para celebracións como a do pasado 8M, igual que a da historia da Condesa de Pardo Bazán respecto dos que se conxuraron en 1889, 1890 e 1912 para que non entrase na RAE, un asunto ben representativo do estado da cuestión académica. E tamén, por poñer outro exemplo máis próximo ao ámbito escolar, a análise a que somete Emilio Castillejo os libros de texto de historia da etapa franquista.


Que pasa co da clase política?
Con tales antecedentes, non deberían causar extrañeza as pifias e “disparates” da vida política, máis medrados en vésperas electorais. Os conceptos e xiros con que se relata que sexa urxente son moi indicativos e, desquitado o postureo, as políticas sociais son as que concentran máis. É de particular interese a peculiaridade dos decretos que está apurando o Goberno de Sánchez agora, nestas semanas. Tamén o son os seus opositores ao insistir en se é un procedemento oportunista e publicitario mentres ocultan a súa actuación dos últimos anos. A repañota non só tapa o que os máis conservadores fixeron de máis restritivo para os cidadáns. Escurece, de paso, o alcance liberal de moitas reformas socialdemócratas, amén do pouco valor real de propostas novidosas de grupos minoritarios no Parlamento. 

Polo que se oe e ve, o que uns políticos din ou escriben, coma se pertencese a outro mundo ou outra esfera de coñecemento, parece continuado “desatino” aos seus oponentes. O recurso permanente ao Constitucional, para que dirima, non é senón unha forma de aclarar que sexa un “disparate” na política actual. Algunhas destas manganchas non mostran senón actitudes solapadas, sempre idénticas ante problemas que non cesan. Como chamar, ademais, a esa serie teatral que se representa no Supremo en torno ao procés? E centrándonos en políticas educativas vixentes e en alza, non é “disparate” que sexa obrigación para o Estado e as súas Autonomías desenvolver unha restrinxida “liberdade de elección de centro” cando o noso sistema educativo non se cingue ao que a ONU adscribe ao dereito á educación: que sexa inclusiva e con igualdade de oportunidades? En fin, por que, en pleno século XXI -independentemente doutras circunstancias-, segue tendo a Relixión a presenza que ten no currículo escolar? Atentos: nestes días poden crecer exponencialmente os “desatinos” moito máis alá -e con peores repercusións- dos circuítos escolares.


TEMAS: “Desatinos” escolares. Nivel educativo. Distancias xeracionais. Manganchas políticas. Feminismo. Currículo escolar. Políticas sociais.


Manuel Menor Currás
Madrid, 13.03.2019

4 mar 2019

Medran a inflación verbal e os vetos entre os líderes políticos


A última sesión de control do Congreso non favorece a expectativa de lealdade cooperadora logo das eleccións de abril e maio.
 

Volve explícito, ademais, o termo “depuración”, entre os predilectos dos recentemente chegados á Junta de Andalucía e parece que vaia a propagarse o seu uso nos revisionismos doutros políticos nacionais. Nunca cesara de existir na práctica dos que silencian ou esaxeran libros de texto, prensa e medios en xeral, ou radio e TV en particular; nin nos vetos a disidentes de diversa especie nuns ou outros ámbitos. 


Os mestres que non tivemos

“Depurar” non é actividade de dirección ideolóxica única. Cando a sospeita de traizón ou diverxencia sobrevoan as diferenzas de enfoque dos problemas, os seus executores -insospeitados, ás veces- son de variada coloración, e os depurados, tamén de diverso signo, comparten ser ou ser incómodos para os que detentan o poder ou aspiran a telo en exclusiva. A Historia universal non difire da Mitoloxía en canto a depuracións e inquisicións. Na de España, síguennos afectando as producidas desde 1814, das que Larra ou Blanco White deixaron cumprido testemuño. As guerras civís e golpes de Estado posteriores, a finais dos anos 30, deixaron tras si infinidade de represaliados, exiliados e mortos en nome de supostas verdades absolutas. Sobresae, de todas elas, a sistemática contra funcionarios e en especial mestres, profesores e investigadores, levada a cabo polo bando ganador, como documentan as notificacións das Juntas depuradoras que o BOE foi dosificando sobre todo ata 1945, en continuidade das que apareceran no Boletín Oficial da Junta de Defensa Nacional de España entre xullo e outubro de 1936.


Menos historiado, pero máis eficiente para a causa franquista e nacionalcatólica, foi, a continuación, o proceso de reposición dos postos estratéxicos que os depurados habían ter que abandoar. Ao colocar neles -particularmente en empregos docentes e de investigación- a militantes e incondicionais, e ata a excombatentes polo simple feito de telo sido, alongáronse os efectos da depuración ata máis acó da Transición. A Junta de Ampliación de Estudios, de 1907 -que pasou a chamarse Consejo Superior de Investigaciones Científicas o 24.11.1939-, foi reorientada para controlar, entre outras cousas, os postos docentes universitarios, a investigación e difusión do coñecemento. Os castigos exemplarizantes impostos aos ensinantes, as formas de acceso ao maxisterio e profesorado de escolas e institutos, o ríxido control do currículo e do material escolar, as direccións e inspección de centros e a introdución de materias ideoloxizadas no corazón do sistema -que co tempo serían coñecidas como “as tres Marías”- fixeron da rede educativa publica -e dos espazos de lecer e cultura- unha xurisdicción moi vixiada polos que desde o Ministerio de Educación e Falange trataron de soster as esencias do Movemento, co complemento da que, en diversos internados de índole benéfica, seminarios ouconventos relixiosos, e no ensino privado -católico na súa inmensa maioría-, administraron directamente os bispos e as súas entidades corporativas.


O resultado foi que, durante moitos anos, o conservadurismo sumiso e obediente de todo afán de saber, de ser e de estar, foron a norma. Sen contar que se sostiveron altas doses de analfabetismo en moitas cohortes poblacionais e moitos abusos de poder, o alumnado máis inquedo de todas esas xeracións tivo que buscar mestres menos grises fóra das aulas ou no estranxeiroe multitude de enerxías frustráronse. De grande actualidade é, así mesmo, que en aspectos básicos como fracaso e abandono do sistema escolar ou atención ás urxencias da pobreza infantil, sigamos aínda con indicadores problemáticos en Europa, pero tan contentos; coma se ningunha herdanza censora pesase aínda sobre un sistema educativo que quere ser democrático. De selo, se houbese menos hipocrisía, o debate educativo xa non estaría polarizado en torno a unha “liberdade” entendida como canon selecto, prefixado por e para uns poucos. Abandonáronse as vellas leas do século XIX por medo a perder privilexios, e o centro de atención destes días, ao bordo dunha campaña electoral, non se tería focalizado en torno a se se manteñen ou non -parece que ao final si- as deducións no IRPF ás familias do ensino privado. Tampouco sucedería que, entre outras desatencións ao dereito universal á educación, os menores tutelados polas Comunidades fosen obxecto de negocio dos xestores mentres as carencias deses centros recordan as denunciadas por Dickens. 

A Paideia política actual

Para dar máis verosimilitude a unha situación inconclusa, aí está o modelo madrileño neoconservador. Por unha banda, a expresidenta da Comunidade, para quen a Fiscalía pide máis de tres anos por mentira e abuso de poder ante unha instancia universitaria que dependía dela. Con outras actuacións durante 15 anos, de xestión similar -que documenta ampliamente J.L.Pazos en No nos callarán-, este atallo arbitrario conforma unha renovada tradición da que é expoñente a devoción crecente da Consellería madrileña polas redes privadas -universitarias eescolares-, contraria ao atractivo da pública. Unha fe que publicita que é o mercado quen marca a desexable calidade do sistema, sen especificar se ha de cumprir coa inclusión ou a igualdade de oportunidades.


Propaganda complementaria é a de que a educación ha de ser apolítica, aínda que a realidade -presente xa en Grecia como Politeia pedagóxica e Paideia política- sexa teimuda polo contrario. A pedagoxía envolvente destes días dispuxo que Montauban e Colliure, por unha banda, e o Val dos Caídos/San Lorenzo do Escorial por outro, amosasen unha combinación de reminiscencias didácticas. Despois de 80 anos, a visita do Presidente de España a dous cemiterios do exilio republicano -en recoñecemento a dous significados demócratas como Azaña ou Machado- contrastou coa dificultade de salvar obstáculos administrativos que suscita o exhumar dun espazo público -construído por depurados- os ósos de Franco. Para que a aprendizaxe fose máis significativa, púidose ver como os seus deudos, eclesiásticos en parte, se turnan no papel de agradecidos polo entusiasmo censor que malgastou: hai subvencións e influencias en danza.


En parte por todo iso, no actual panorama de meándricas situacións e hiperbólicas palabras, cobran especial relevancia as peripecias xurídico-políticas do procés, porque contarán para as tendencias de voto que, de aquí ao 28 de abril e 26 de maio, estean indecisas. Pese aos cambios dos últimos anos, a clave seguirá estando na autocensura inducida por anos de purga legal e limitacións educativas, ás que sobreveu o medo, máis pesado nos que a crise económica segue impoñendo recortes, pese a 
que o invocado benestar social corre a conta destes para que cadren os orzamentos xerais ou autonómicos. Por iso ten interese a reacción popular, en Nova Iork, fronte ao interese que mostrara Amazon por crear un potente foco de negocio no humilde barrio de Queens: as características neoliberais do proxecto, e as súas derivacións comunitarias, suscitaron unha crecente rebelión veciñal. 


O prezo xusto

Reacción similar suxire un documental sobre os estragos causados a máis de 8.000 familias polo abuso neocolonial do cultivo da chufa en Mali e Burkina Faso. A  estafa duns empresarios españois, que aparece en TIGERNUT: a patria das mulleres íntegras, fai repensar como se nos enche a boca con dereitos no papel e, entre outras cousas, que pasa con case todo o que consumimos, cando unha parte sensible da chufa que se comercializou sen pagar “prezo xusto” aos seus produtores chega ao supermercado con traballo escravo, É mágoa que, namentres, Marie Kondo entreteña ao persoal coa orde nos armarios como preocupación -rememorándonos as “normas de urbanidade”-, sen que tal preocupación se estenda igualmente ao ámbito do socialmente xusto e sustentable dunha educación responsable e integral, de todos e para todos.


TEMAS: Depuracións e censuras. Control ideolóxico. Paideia política. Eleccións democráticas. Prezo xusto.

Manuel Menor Currás
Madrid, 28.02.2019.