El Salón del Prado y la iglesia de San Jerónimo. Eduardo Rosales. Hacia 1871. © Museo Nacional del Prado
Visitado
solamente por un 62, 48%, Velázquez sigue
siendo en el imaginario colectivo el referente central del arte que alberga.
Muchos estudios de diverso tipo, pero en particular los de carácter
sociológico, con sus estadísticas y encuestas, tienen poco que ver con lo que
en origen fue la Sociología. En el que acaba de presentar el Museo del Prado, cuando
ya han transcurrido cuatro meses desde que en noviembre de 2018 se inaugurara
la celebración de su Bicentenrio, se trata de cumplir con lo programado sobre acercamiento
a la ciudadanía. Visto desde el interés de los gestores del museo para
constatar el atractivo que su existencia, contenidos y actividades suscitan en los
ciudadanos, este estudio trata de atender solamente a determinados aspectos que
pueden serles útiles para justificar y dar coherencia a la proyección social de
la institución museística.
La marca Museo del Prado
Este trabajo deja fuera muchos otros, no menos sociológicamente
interesantes y, aunque pretende ser “el primer estudio sociológico” del museo,
las conclusiones a que llega no son tan novedosas. Trabajos anteriores de
investigadores diversos –los estudios históricos tienen muchas dimensiones- nos
han mostrado indicadores muy precisos. El propio material fílmico que el museo
acaba de poner en la Red para consulta, con el visiteo más o menos glamouroso
de personajes diversos a esta pinacoteca, muestra un ángulo muy sociológico de
las utilizaciones que de este patrimonio cultural hicieron las autoridades
culturales en un pasado no tan superado.
Las 33 preguntas que han servido de base para este estudio
trataban de captar la percepción de los encuestados sobre la marca “Museo del
Prado”. Tenían por objeto ver cuál era la imagen que se hacían de él, cuáles
eran sus pintores y obras preferidas, los hábitos de visita y cómo lo veían en
un panorama cultural más amplio que el estrictamente español. Enviadas a 18.000
personas de entre 18 y 65 años, fueron contestadas vía Internet por 3.321 que, según
los responsables, representan bien al conjunto de los españoles.
Las conclusiones pueden agruparse en torno a aspectos como el aprecio
que el museo suscita. En principio, parece alto respecto a otros museos de arte
españoles y algún extranjero: el 86,51% lo sitúan antes que el Reina Sofía
(42,62%), el Thyssen (41,54%) o el Louvre (32,6%). Los datos existentes, sin
embargo, respecto a número de visitantes del año 2016 ponían por encima al
Reina y daban creciente auge a instalaciones de idéntico nombre, pero
de signo futbolístico, por encima del Guggenheim y del Thyssen. Es
importante señalar, además, que la media de museos que cada entrevistado
recuerda es, en general, tan solo de 3,74 y, si de museos españoles se trata,
el cómputo baja hasta 3,07.
Museo “español”
Por otro lado, el alto aprecio inicial contrasta con el número de
entrevistados que lo han visitado: tan solo un 62,48% lo hizo alguna vez en su
vida, mientras el resto dice no haberlo hecho nunca. Según el CIS-2016, siete
de cada 10 españoles no pisa nada ni un museo ni una biblioteca. Y aunque
entre estos encuestados parece que a un 84,01% le gustaría visitarlo
próximamente, en tan etéreo afán seguiría habiendo casi un 16% que no muestra
tal interés. Que las razones de una u otra actitud son eminentemente culturales,
no cabe duda si se observa que, aunque un 87,13 % dice que le gustaría ir más a
museos, un 39,96 % aduce para no ir falta de tiempo y, también, lejanía, mala
comunicación o precio alto de las entradas, además de la falta de interés de
otro 15%, un 7,75 que aduce que les aburren y de un 10,21% que dice no tener
quien le acompañe.
Es de interés, en todo caso, para valorar qué haya de tópico
indeterminado entre los que ven al Prado como museo “español” –un 41,2%-
superan a quienes lo ven como “internacional”(37,21%) o “madrileño” (21,54%).
Con ese sentido de pertenencia, el
71,54% de encuestados está orgulloso del museo, hay neutrales y, también, un
3,47% poco o nada orgulloso, pero el 94,88% opina que es una de las grandes
aportaciones de España a la cultura universal. La encuesta parece haber sido
hecha en toda la geografía española, pero esta alusión explícita no resulta muy
valiosa en términos conceptuales si se observa el muy probable encabalgamiento
de adjetivos que le adjudican: para un 48,4% sería “español”, para un 40,98%
“público” y para un 40,88% “universal”. Más incierto todavía es el significado
que le hayan querido atribuir al definir el contenido de la colección como “clásico”
(40,21%), “enriquecedor” o “maravilloso”
(31.31%).
Velázquez y las Meninas
Menos sorpresivo, es el valor que se concede a unos u otros
pintores y a unas u otras obras, atesoradas en este edificio de Villanueva.
Casi desde la inauguración del Museo, las tres efigies que lo custodian desde
el exterior –Velázquez, Murillo y Goya-
indican el gran aprecio que los visitantes les concedían. Ya en el siglo XIX
son visibles algunas rotaciones, pasando Goya
a la segunda plaza hacia 1902, mientras el Greco empezó a ser muy valorado.
Por las Guías del Museo, que tanto tiempo controló la familia Madrazo, se puede
seguir esa evolución del gusto, pues indicaban qué reproducciones o fotografías
–cuando apareció Laurent en 1861- podían adquirirse en el propio museo. Hoy, entre
los 5.000 autores con obra en el Prado, parecen abrirse paso en la reducida y
selecta nómina el Bosco, (El jardín de
las Delicias) y Sorolla (Chicos de la playa), pero el 71,48% de las
preferencias las sigue teniendo Velázquez (Las
Meninas); el 66,18% serían para Goya (La
maja desnuda y El 3 de mayo), el
39,29% para el Greco, un 30.53% para El Bosco
y un 25,20% para Murillo. Es curioso que, si bien fue la peculiaridad de
la llamada “escuela española” la que hizo célebre a este museo entre los
grandes expertos europeos, para un 40,25% de encuestados sea Velázquez quien
mejor representa a España.
Visitas
Y en cuanto a los modos de visitar el museo, las preguntas y
respuestas son más estrictamente de prospección de mercado. Dos de cada tres,
prefieren hacerlo espontáneamente, mientras al otro tercio le gusta la forma
programada, respuesta que probablemente alude a las formas habituales en el
circuito turístico. De ser cierta esta interpretación, museo y empresas debería
tomarlo en cuenta y, sobre todo, el enorme potencial digital. Tampoco es
irrelevante, en el mismo sentido, que un 70,74 % prefiera visitarlo con su
pareja, con sus hijos (41,68%) o con amigos (27, 55%). Desde que se inauguró el
Prado en 1819, los motivos y maneras de entrar en esta pinacoteca han variado
mucho, aunque no tanto como pudiera parecer. Hubiera sido de gran interés –para
la propia área de educación del Prado- averiguar en qué medida las fortalezas y
carencias que muestra esta encuesta tienen mucho o poco que ver con la labor de
maestros y profesores en las etapas escolares.
TEMAS: Museo del Prado. Bicentenario. Velázquez. España. Encuesta de
valoraciones del Prado.
Manuel Menor Currás
Madrid, 19.03.2019
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