El regreso de vacaciones
aventura un año de debates en torno a cuestiones que afectan de lleno a las
vidas de todos.
A punto de iniciarse el otoño, además de la melancolía por el
tiempo abierto del verano, preocupaciones perentorias condicionan la recuperación de las rutinas ordinarias e
insoslayables.
Asuntos
de difícil remedio
Este año, después de tanto percance
con los calores extremos, el fuego en 250.000 Has. quemadas, sequía
persistente, escasez de agua potable
en poblaciones, y mil quebrantos traídos por algunas DANAs de inédia violencia sobre
tejados y cosechas, parece que, al fin, la idea del cambio climático proporciona
argumentos contundentes para asentarse en la conciencia colectiva. Quienes en
los años setenta empezaron a mostrar que estaba en marcha siguen oyendo, después
de más de cinco lustros predicando en el desierto, sermones negacionistas. Y
tampoco todo este monte es orégano: los concienciados dicen haber vivido el
verano más fresco de cuantos les queden por vivir, avispados rentabilizan como cosa de otros esta condición actual de la vida
en la Tierra.
Según avance el otoño, más complicado será todavía lo que espera a
cuantos se desconcierten con la coyuntura económica. A dos horas de avión, una guerra de otra época devasta los
bolsillos de todos cual mano misteriosa con los flujos y reflujos en el mercado
de materias primas fundamentales en nuestra vida aburguesada, sobre todo en la
energía indispensable para moverlo todo. Todo es más caro y acabará poniendo en
cuestión muchos de los logros del bienestar diferencial que decimos tener
respecto a otros ciudadanos del mundo; cuando la calefacción sea más necesaria,
mucha gente se enfriará y es muy
posible que un “otoño caliente” reviente
este año costuras desacostumbradas. El arreglo no vendrá de que la ciudadanía se
apriete el cinturón, es decir, tratando de
desaprender lo que tanto le enseñaron, pero el esfuerzo que tuvo que poner
volverá a ser, con el principio de realidad, el gran maestro de este difícil
aprendizaje a que está sometida actualmente.
Premoniciones de curso
agitado
En el estricto plano educativo de la educación formal, el próximo
sábado profesores y familias afectadas por decretos comunitarios que parecen
diseñados para que todos se sientan preparados para carecer de lo fundamental y
se apañen como puedan, iniciarán en la
Plaza de Neptuno de Madrid, a las doce de la mañana del próximo día diez,
sábado, una de las primeras protestas de este curso, justo cuando está
empezando. Niños y adolescentes, docentes de diversos niveles escolares, padres
y madres, pondrán en solfa, una vez más, inequidades y descuidos que vienen de
cuando la “pertinaz sequía” -antes de que se empezara a hablar del cambio
climático- acentuaba el frío de las escuelas cuando las había.
Salvo en leves aspectos, la pertinaz
desatención prosigue. En Madrid, por ejemplo, donde según las estadísticas
oficiales hay la renta per cápita más alta de España, todavía un tercio del
alumnado tiene serios problemas, algunos de gran riesgo de exclusión, como
detectan informes como los de FOESSA o
SAVE THE CHILDREN desde hace años. Sin embrago, es donde menos se invierte
en atención a la escuela de todos los ciudadanos. Ese tercio debe estar de más,
cuando el Gobierno regional disminuye sistemáticamente las plazas públicas y
dota, al mismo tiempo, a los colegios privados y concertados de privilegios como
la ampliación de becas becas y plazas de este año. En la concurrencia de intereses de un mercado crecientemente desregulado,
se añaden a retrasos y deslealtades del pasado con la red escolar pública, que
han sido denunciados desde al menos los tiempos en que el cambio climático
empezó a ser nombrado en los medios de comunicación. Estas actitudes hacen
crecer el peligroso escepticismo político de muchos ciudadanos. La autosatisfacción de quienes no tienen
problema alguno con estas historias no las compensa; la capacidad
diferenciadora del lujo que la posición en las rentas más altas les confiere respecto al común de los mortales,
acrecienta con la brecha social. No debe extrañar que el resto desconfíe de un sistema
con recovecos incontrolables, inalcanzables por la mayoría.
Elecciones a la vista
El debate entre los líderes del PSOE y PP en el Senado escenifica
que se acercan tiempos de voto hacia el mes de mayo, y que este gran conjunto
de problemas, con milagreras soluciones y componendas –muy aptas para el
rifirrafe mediático del ya lo dije yo primero-, ya nutren el masajeo
propagandístico con mensajes cruzados en que la libertad volverá a ser zarandeada con combinaciones de la individualidad subjetiva
opuestas a otras de mayor incidencia en la solidaridad comunitaria. Todos se
dirigen a las “clases medias
trabajadoras”, cuya ambigua posición social, según los gurús de campaña,
decide el voto en el escenario político actual, sobre todo si les rebajan
impuestos. Los excluidos, ninguneados con más distinción por la compañía de un
creciente grupo de descreídos de este sistema, pintarán poco o nada, pero el
riesgo de un mayor deterioro democrático no será halagüeño para nadie, como
enseña la Historia del siglo XX. Lo dejó escrito en 1941 Erich Fromm, en El
miedo a la libertad.
Los males que arrastra, por ejemplo, una educación descuidada son
narrados en Un tal Cangrejo (Madrid: Sexto piso), novela que visibiliza el
“horror” que dejó entre los miles de “fracasados”
de los noventa; en la escuela por donde pasaron, su crecimiento personal se
perdió entre formalidades que los marginaron hasta hacerlos creer que lo sabían todo sin haber logrado
nada. El autor denuncia cómo su estética,
lenguaje y maneras, causaron estragos y violencias que amargaron muchas
vidas. No obstante, aquella
contracultura, fascinadora de los más jóvenes desde los años setenta, parece el
modelo que, con fanfarronería insultante, desmantela desde Consejerías como
Educación y Sanidad, los restos de un Estado de Bienestar. En los ambientes
frágiles, este rupturismo de mucho vocerío castizo acelera el conflicto; la
acción social del Estado nunca alcanzó en España el peso que, desde el final de
la IIGM, tuvo en Francia o Alemania. Siempre han tenido crédito quienes no ven
rentable superar la caridad o beneficencia decimonónicas; quienes crean que la Sanidad, Educación, Agua o Energía son
derechos principales de todos, pronto se los arrebatarán si no pelean por
defenderlos.
TEMAS: Fracaso del sistema escolar.- Los excluidos.- Recursos para la
educación Pública.- Clases medias trabajadoras.- Problemas perentorios.
MMC (Madrid, 06.09.2022)
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