A opinión dos docentes...non conta?

27 dic 2012

AMOR MAGISTER EST OPTIMUS

Víctor González
Víctor González
 
 Publicado en La Región o 26.12.2012
 
 Don Horacio Silvestre, director del Bachillerato de Excelencia de la Comunidad de Madrid, recomienda a los chicos y chicas que están a su cargo en un correo que ha enviado a sus padres unas cuantas cosas muy interesantes. Que no pierdan el tiempo en internet ni en las redes sociales; que no secunden huelgas ni protestas; que abandonen cualquier distracción perniciosa y por último, que 'aparquen' el amor. Me han dejado anonadado todas, pero especialmente la última.

No dudo que el señor Silvestre sabe mucho latín. Debería ya que es catedrático de eso, pero de otras cosas se ve que no tiene ni idea. Claro que ya ni sorprende que al frente de ese proyecto tan querido por el PP como es el Bachillerato de Excelencia hayan puesto a alguien que a todas luces carece de ella, pues confunde el amor con una vespa.

Lo de perder el tiempo en internet o en las redes sociales parece una broma en alguien que se dedica a la educación hoy en día. Es como si hace cincuenta años un maestro le dijera a sus alumnos 'no leáis la prensa, ni oigáis la radio ni habléis con la gente'. En cuanto a lo de no secundar huelgas ni protestas eso está claro, se lo ha soplado la expresidenta Esperanza Aguirre que siempre está a la que salta.

Con respecto a las distracciones perniciosas, me pregunto qué querrá decir exactamente. Sé muy bien lo que querían decir los curas de mi infancia cuando empleaban dicha expresión, pero me resisto a creer que el señor Silvestre se refiera actualmente a lo mismo. Más aun teniendo en cuenta que sus alumnos ya son creciditos, de 17 y 18 años.

Pero lo mejor de todo es lo último. El flamante director del Bachillerato de Excelencia (no he puesto flamante con mayúscula, pero he estado a punto de hacerlo para que sonara aun más rimbombante) cree que los jóvenes deben 'aparcar' el amor. ¿Y cómo?, me pregunto yo. ¿En doble fila? ¿En la zona azul? ¿En un parking? ¿O deberían dar vueltas y vueltas por las calles hasta encontrar ese maldito sitio que aun no ha sido secuestrado por el ayuntamiento? ¿Podrá ayudarles un gorrilla a realizar la maniobra correctamente o deberán arreglárselas con los espejos? Y además, una vez aparcado ¿hasta cuándo deberán dejarlo ahí? El director no lo aclara. ¿Para siempre? Si es en un parking les va a acabar costando una pasta.

Todas estas dudas me llenan de inquietud y me puedo imaginar con facilidad que a los chavales también. Algo que no parece ocurrirle a don Horacio, que se muestra tan seguro de sí mismo como aquellos antiguos profesores de Formación del Espíritu Nacional. Dado que este hombre notable es catedrático de latín, yo le recomendaría humildemente y desde mi declarada ignorancia que vuelva a leer con calma a Plinio el Joven, sobre todo un fragmento de las Epístolas (4,19,4): 'El amor es el mejor maestro'.

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