(Carta ao director publicada en distintos medios)
Rubén Álvarez Silva. Ourense
En relación a las noticias publicadas en los
últimos días explicando la situación actual del concurso de traslados de
docentes en Galicia, cabe matizar algunos puntos.
En primer
lugar, la administración se ampara en la no firmeza de la sentencia del
tribunal nº 2 de Santiago por la cual se le insta a rehacer el baremo
de méritos de dicho concurso, alegando que, al no ser firme, no puede
ejecutarla. Me gustaría recordarle a los responsables de San Caetano y,
de paso, explicar a los demás lectores que la no firmeza de la sentencia
no imposibilita la ejecución de ésta, ni siquiera lo desaconseja.
La Xunta
tiene la potestad para decidir si ejecuta la sentencia, paraliza
temporalmente el concurso o, saltándose la opinión del juez, huir hacia
adelante y continuar en sus trece con el baremo determinado ilegal por
el nº 2.
En
segundo lugar decir que, si desde San Caetano se obra de este modo, no
es por desconocimiento. En el año 2009, la comisión de peticiones del
Parlamento Europeo ya había matizado que la directiva en la que intenta
ampararse la Administración gallega no es aplicable en el caso de los
concursos de traslados. Por no hablar del fallo del Tribunal Supremo en
la misma línea, el pasado 9 de mayo.
Las
razones por las cuales se sigue adelante con algo que, a todas luces, es
ilegal y la pasividad de las organizaciones sindicales, tan combativas
en otras ocasiones menos graves, a mi entender, solo las conocen las
personas implicadas en esta decisión.
Simplemente
me gustaría recordarles a todos ellos que la prevaricación es un delito
según nuestro código penal y que la irresponsabilidad, pese a no serlo,
debería inhabilitar para el ejercicio de cargos de responsabilidad
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