A opinión dos docentes...non conta?

1 ago 2011

TRISTEZA.


  1. Autor do comentario:
    ANDRÉS NIDÁGUILA CASAL
    Localidade:
    PONTEDEUME
    Data de publicación:
    Domingo 31 de xullo de 2011. La Voz de Galicia.
    Es muy duro el oír a nuestra juventud aquello de, ¿Y ahora qué? Cuando se finaliza la selectividad. Tampoco es fácil oír cómo te preguntan por qué camino seguir y que hacer dentro de este despiadado sistema que tenemos. Soy de la generación que ha colaborado en armar esta trampa infame, donde viven atrapados tantos jóvenes dolorosamente lúcidos. Y evidentemente tengo que callarme ya que es aún más difícil decirles que no tengo ni la más mínima idea, ni mucho menos esperanza, de que salgan adelante. Somos lo que somos y estamos condenados a repetirnos hasta el fin de los tiempos. Como comentaba un escritor contemporáneo nuestro que decía que su abuelo le recomendaba estudiar francés porque era muy triste ir al exilio sin saber idiomas. Pues eso es lo que están diciéndoles, desde la innoble clase política ,a nuestra juventud. Y ante esta perspectiva hay veces que pienso que lo ideal es morir matando .Pelear por esa juventud preparada, lúcida y con un gran fondo que desde nuestra más profunda y rancia torpeza estamos sentenciando, o hemos sentenciado ya, porque es doloroso ver que las diecisiete partes de España lo único que hacen es despreciarlos y a los mejores mandárselos a la Merkel, o como se escriba o se llame. La historia se repite, antes eran las cien doncellas, ahora son las cien, o más, mejores mentes. Pero eso es lo que tenemos con estas bandas que nos rigen y que han hecho de la política su forma de vida y de nosotros su negocio. Desvalijan el país y se llevan por delante las instituciones en su ávida carrera por el dinero y el poder. La impunidad de esos golfos la garantizan millones de ciudadanos apáticos sentados ante el televisor, viendo el fútbol y a Belén Esteban mientras aceptamos, aborregados, que nos conviertan en un país miserable, cutre, exclusivo para turistas baratos de cerveza y vomitona. Un lugar sin industria ni recursos propios, sin clase media, hecho de buscavidas y mendigos, de subvenciones mientras las haya, de chicas fáciles y camareros.
    De esta generación soy yo, por pura ignorancia, pero sí, yo pertenezco a esta ralea.

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